lunes, 10 de febrero de 2014

La Concentración Parcelaria en Sayago

Según el Diccionario de la RAE, la concentración parcelaria consiste en la "agrupación de diversas fincas rústicas de reducida extensión, para unificar y facilitar el cultivo". 

Sobre el papel es una norma que tiene muy buena intención y mucha lógica. Pero el problema es que se gestó en una época muy diferente a la actual (los años 50 del siglo pasado) y pensando en las grandes zonas cerealistas de las llanuras castellanas, donde la productividad por hectárea y las posibilidades de regadío cuadraban con el esfuerzo y las inversiones necesarias. Sayago tiene un terreno de baja productividad agrícola y el regadío es inviable en la mayor parte del territorio.

Hay otro hecho diferencial de Sayago que hace aún menos rentable y más trágica la decisión de ejecutar la concentración parcelaria. Para redistribuir la parcelas habría que DESTRUIR DECENAS DE MILES de kilómetros de paredes de granitos que llevan siglos formando parte del paisaje. Algo que no ocurría en las estepas castellanas... En pocas palabras: supone destruir nuestro patrimonio, romper con nuestra herencia cultural, cambiar por completo el paisaje que nos rodea, y empobrecer la riqueza natural de nuestros pueblos.
En la misma provincia de Zamora compárese el paisaje, la fauna y la vegetación en los alrededores de un pueblo como Roelos (Sayago) con los de otro como Prado (en Tierra de Campos) y se verá de lo que hablo (imágenes tomadas del Streetview de Google Maps).
Roelos, Zamora (Streetview)

Además no debemos olvidar que la actividad agroganadera ya no supone la principal ocupación de los sayagueses. Ahora son el comercio, el turismo rural, la construcción, los servicios y la gran población de jubilados que disfrutan del saludable y bello paisaje de la comarca (y que gastan e invierten sus pensiones en nuestros pueblos) los sectores en los que podemos encajar a la mayor parte de los sayagueses. Los beneficios para los trabajadores del campo pueden ser discutibles, pero los beneficios para el resto de población son prácticamente inexistentes, e incluso una decisión tan traumática como esta destruiría las expectativas de desarrollo de la comarca desde el punto de vista turístico.
(el turismo como alternativa en Sayago)

Por último, no hay que olvidar que la concentración parcelaria ya se produce de forma natural. En muchos pueblos apenas quedan 2 ó 3 agricultores, que se encargan de cultivar todo, quitan los ribazos y hacen con las tierras lo que quieren, independientemente de su situación jurídica. ¿Es necesario obligar a todos los propietarios a destruir sus paredes y redistribuir sus propiedades por ley?

Entre los supuestos beneficios de la concentración parcelaria que se infieren tras la interpretación de la Ley de Reforma y Desarrollo Agrario, destacan 6 puntos. Vayamos por partes:

1) El saneamiento de la propiedad de todos los propietarios implicados en el proceso, reduciendo con ello la litigiosidad sobre los predios y simplificando la tramitación de las ayudas relacionadas con la agricultura y ganadería, petición de subvenciones, tramitación de cualquier incidencia legal.... Pero habría que tener en cuenta que nos encontramos en pleno siglo XXI y que cualquiera puede tener acceso a tramitar todas estas cosas desde su casa e incluso a controlar sus propiedades con fotografías por satélite. Un supuesto beneficio que sería útil cuando se redactó la Ley de Reforma y Desarrollo Agrario en 1955, no tanto para hoy.
2) Mejora la rentabilidad de las explotaciones, mediante un aprovechamiento más eficiente de los medios de producción debido a: la reducción del número de fincas y al aumento de la dimensión media de las mismas, la puesta en valor de zonas marginales, las mejores formas geométricas derivadas de la nueva red de caminos y el agrupamiento de los lotes por explotaciones.... Este punto es completamente cierto pero fue pensado sobre todo para las parcelaciones de los grandes municipios con gran cantidad de agricultores en activo, siendo la agricultura la principal actividad del territorio; la realidad de Sayago es que en la mayoría de los pueblos el número de agricultores que se beneficiarían de esta medida apenas llegaría a media docena, la agricultura no es la actividad principal (en muchos casos es superada por el turismo, el comercio, los servicios, o simplemente por la población jubilada que vive ¡y gasta! en nuestros pueblos por ser lo que son ahora, con su paisaje). 

3) Las obras propias a la concentración parcelaria (red de caminos, red de saneamiento, restauración del medio natural, etc.) están consideradas de interés general y son sufragadas íntegramente con cargo a los presupuestos de las Comunidades Autónomas, es decir, son totalmente gratuitas para los propietarios y conllevan una mejora general de las infraestructuras mediante el diseño de una red de caminos con anchura y características adecuadas a los medios de producción de una explotación moderna, favoreciendo el drenaje de las fincas y dotando a todas las fincas de reemplazo de acceso directo a camino eliminando las servidumbres de paso, salvo casos excepcionales... Pero habría que hacer números, ¿cuánto cuesta todo esto? ¿Se conseguiría amortizar esta inversión en algún momento? ¿Es lógico invertir todo ese esfuerzo económico para ayudar a la actividad agroganadera extensiva, que en el mejor de los casos no supondría ni el 15% de la población? ¿No sería más lógico utilizar esos MILLONES de euros en diversificar las actividades económicas y mejorar las condiciones de vida de nuestros pueblos?

4) Aumento de la vida útil de la maquinaria, en base a una menor necesidad de transporte debido a la mejora de caminos y a la disminución en el número de maniobras al presentar las nuevas fincas una mayor dimensión y mejor trazado... Volvemos a lo mismo... ¿En Sayago se quieren invertir entre 2 y 6 millones de euros por cada pueblo y destruir el patrimonio natural por razones como esta? ¿Cuántos de los 16 mil propietarios de terrenos en Sayago poseen tractores o cosechadoras? Y los que tienen esta maquinaria ¿cuánto se ahorrarían realmente después de tan enorme inversión? Una vez más parece que este supuesto beneficio estaría pensado para otras comarcas, como las llanuras de Tierra de Campos... pero no para Sayago.

5) En zonas de regadío, la nueva ordenación del territorio y las infraestructuras generadas por este proceso favorecerá la instalación de nuevos sistemas de riego permitiendo con ello un uso más racional del agua... Pero, ¿Sayago es zona de regadío?

6) El proceso de concentración parcelaria conlleva la realización de una serie de actuaciones de restauración medioambiental contempladas en un proyecto de restauración del medio natural, que tiene como principal objetivo solucionar o corregir los problemas derivados de las obras de infraestructura rural vinculadas al proceso de concentración parcelaria. Se pueden incluir en este proyecto actuaciones como: la revegetación de arroyos, restauración de canteras, creación de espacios arbolados, recuperación de fuentes y abrevaderos, creación de zonas de esparcimiento, etc… Entonces, después de acabar con los caminos tradicionales, de las charcas, las lindes, las paredes de piedra, ¿está previsto ponernos un puñado de chopos con un merendero? Creo que no es buen cambio.

Al hilo de experiencias similares ya conocidas surgen infinidad de preguntas para la reflexión:
  • ¿Es la concentración parcelaria la solución a todos nuestros problemas?
  • ¿Con estas intervenciones se conseguirá frenar la despoblación de manera definitiva?
  • ¿Dará más empleos y riqueza a la zona?
  • ¿Los municipios que ya la han llevado a cabo han notado una gran mejoría en las condiciones de vida de sus habitantes?
  • ¿Seguirá teniendo Sayago el encanto y atractivo turístico que hoy tiene?
  • ¿Cuánto le cuesta a los ayuntamientos mantener las infraestructuras creadas tras las obras?
  • ¿Existe alguna alternativa que permita optimizar el territorio sin necesidad de destruir el patrimonio?
  • ¿Quién se beneficia realmente cuando se gasta tanto dinero en una concentración parcelaria? ¿Los vecinos? ¿Las empresas constructoras? ¿Los intermediarios políticos? 
El debate sigue abierto. Seamos realistas.

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