sábado, 8 de febrero de 2014

Sayago recupera paredes de piedra seca (a veces)

Recogemos la noticia redactada por la periodista Judit Calvo, aparecida en el diario La Opinión de Zamora el 16/11/2012

"Los mismos que ayer alzaron en piedra las lindes de las tierras de las que dependía su supervivencia, son los que hoy, desde el arcén de la nueva carretera que unirá Carbellino, Roelos y Salce, ven como brazos jóvenes reconstruyen las hileras de granito que impedían construir la vía con un ancho suficiente de cara a los nuevos tiempos. «A la hora de redactar el proyecto, los alcaldes de la zona propusieron que se incluyera el volver a construir las paredes de piedra y nos pareció buena idea porque en Sayago las vallas no podían ser metálicas o prefabricadas, había que conservar las tradicionales», explica el diputado de Carreteras, José Ignacio Isidro.

«Nos poníamos una persona a cada lado, uno un poco más adelantado que otro. Primero colocábamos el hincón, la piedra grande que fijábamos bajo tierra y luego el pergón, pedazos de granito más pequeños para ir construyendo poco a poco la pared, en la que invertíamos varios días, luego las coronábamos con las piedras coberteras, más planas», recuerda desde Salce Alonso Moralejo, que posee unas de las manos más expertas de toda la zona en la construcción de muros, «que en mi época costaba a un real el metro lineal de piedra», explica mientras no quita ojo del trabajo que realizan los obreros portugueses contratados para levantar de nuevo las paredes. El duro trabajo de rehacer más de tres mil metros de pared bajo el abrasador sol del verano sayagués, no mina la moral de los encargados de rehacer las divisiones entre las tierras, «tenemos que dar las gracias porque tenemos un trabajo, algo que mucha gente no puede decir hoy en día», señalan.


Si a la vista la piedra crea un paisaje inigualable de granito y encinas, también el ganado aprecia la diferencia entre lo tradicional y las nuevas formas de hacer las cosas, «los animales se encuentran mejor en una finca vallada por piedra, la aprovechan para resguardarse tras ella», sostiene Porfirio Gallego, «lo bueno nos gusta a todos, y por eso tenemos que hacer todo por conservar lo nuestro», sentencia el ganadero de Roelos. Las paredes sayaguesas soportan estoicas el paso del tiempo, el sol, la lluvia, «incluso las subidas y bajadas del embalse, que no han podido con las piedras, enganchadas unas con otras sin necesidad de ninguna argamasa», señala Mari Luz Gejo, que atribuye a los celtas y los íberos, las primeras construcciones de este tipo, «son una auténtica obra de arte que nos han dejado como herencia». Un legado pétreo que los sayagueses no se han dejado arrebatar."

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